Hola maripositas!!!!!
Hoy os traigo mi participación al reto de FSN: Mi primera vez.
Veréis, tengo una amiga, Laura, que hará casi un año que se marchó a un país a miles de milómetros. Durante ese período de tiempo nuestro único mecanismo de contacto fue el correo electrónico (gracias, internet). Pero el conocido como
e-mail no nos abastecía, demasiadas cosas que contar, tantas que las yemas de los dedos acababan planas y lisas!!!!
Así que buscamos la manera de HABLAR (con la boca, platicar, parlotear, intercambiar mensajes con la boca) ¿teléfono? Muy caro. Y un vecino (benditas esas personas que saben MUCHO MÁS que yo en este nuevo mundo de tecnología) me enseñó que usando un programa no solía podría escucharla, sino también VERLA.
Así que decidimos "conectarnos" a las 22:00 (ya que allí eran las 15:00)
Lo recuerdo perfectamente, me llevé el ordenador a mi habitación y esperé la llamada mascando chicle, para evitar quedarme dormida durante la conversación. Y por fin la llamada apareció, fue solo un pitido irritante, pero, a mí me pareció la llamada que haría que me acostara con una sonrisa tan amplia que al día siguiente me dolerían las mejillas (no miento).
Con mano temblorosa acepté y allí apareció, su bonita cara, con la misma sonrisa, los mismos ojos llenos de ilusión y sus trencitas que le quitaban un par de años de encima sin pretenderlo.
A partir de ese momento nuestras lenguas no se detuvieron ni un solo instante, y tuve que mascar más chicle para producir la saliva suficiente que me ayudaría a seguir hablando hasta agotarme.
Le conté cosas del colegio y sus compañeros, de mi familia y secreteamos entre susurros (ejem, seguimos siendo amigas pre-adolescentes...). Ella me narró su vida (gracias a Dios que no fue en verso porque un año, da mucho que contar)
Eran ya las doce de la noche cuando me dí cuenta de que me dolían los ojos así que no tuve más remedio que decirle que era muy tarde, que otro día seguiríamos.
Y ella me respondió con un buenas noches y una de sus sonrisas, esas que te impiden dejar de sonreir durante un buen rato.
Tras escupir el chicle y meterme en la cama, me di cuenta de lo mucho que había extrañado a mi amiga.
Al día siguiente volvimos a hablar, porque dos horas no eran suficientes, así que añadimos una más.
Y ahora nos conectamos todos los findes, porque siempre hay una buena excusa para hablar con tu mejor amiga. Siempre.
En fin, en la primera conversación no pude evitar realizar un selfie, para recordar mi primera vez con la web-cam (estas nuevas tecnologias...), y ahora me doy cuenta de que no podía haberla "estrenado" de mejor modo.